Hay una película del 1997 que se titula Pactar con el Diablo. La protagoniza Al Pacino y Keanu Reeves.
En un momento de la película, que no voy a desvelar por si la quieres ver, Al Pacino dice: La vanidad es sin duda mi pecado favorito.
Y la realidad, es que Al Pacino tiene razón. La vanidad es tener un gran orgullo y un afán de ser admirado excesivos.
Y en la época que vivimos de Redes Sociales y de exposición constante a los demás, es muy difícil controlar la vanidad.
¿Quién no ha caído en el postureo en alguna foto? Y ha sentido un cosquilleo de placer cuando le subían los likes en esa foto o en un tweet bien pensado. (es normal que lo sientas, por la dopamina, si quieres otro día te lo explico)
O quizás no te pasa en redes. Te pasa en tu trabajo, o con tu familia, o con los amigos…
O lo mejor tú ya has alcanzado la quinta dimensión y ya te has desapegado completamente del ego y no estás por estas menudencias. De eso hablaré otro día, también si quieres.
Y en los negocios y las inversiones, la vanidad puede arruinarte.
Nos han hecho creer que, si puedes vender algo a 100 personas, lo podrás hacer a 1000, a 10.000 o a 100.000.
Y eso no es del todo cierto. No sé dónde está tu punto de quiebre, pero existe. Quizás el tuyo está en 20.000. O a lo peor en 2000. Pero ese punto existe.
Puede deberse al tamaño de tu nicho, a la escalabilidad real del producto o servicio, a la saturación del mercado, a los competidores o a la infraestructura que necesitas para conseguirlo.
Incluso en un negocio online, no es lo mismo vender a 1000 que a 100.000. Para 100.00 necesitas equipo, servidores, publicidad costosa, atención posterior, etc…
Y en cualquiera de esas cosas puede pillarte los dedos. Un error de cálculo y te quedas pillado.
O haces un “all-in-one” al BTC cuando está a 60.000 y pierdes hasta la casa. Eso sí, holdeando como un p*** amo.
O en cualquier otro valor. Ya tú sabes.
¿Y sabes qué es lo que más ciega?
La vanidad.
El p*** ego que todo lo empasta.
El tomar ese chute de dopamina del éxito y creer que no hay límite. Y lo hay.
Sé que decir esto no me va a traer seguidores, pero es que hay límite. Y si está más lejos de lo que crees, no es problema. Tienes margen de mejora y puede ir a más.
Pero, ay, si está más cerca. Te caes del pedestal al que te ha subido tu ego. Y a veces es tal alto que el tortazo es monumental.
Con suerte recuperable. Con menos suerte no sales del hoyo por mucho tiempo.
Y todo esto no se me ha ocurrido porque si, sino por cosas que veo a DIARIO. Y quería hacer una Newsletter divertida pero me ha salido seria. Porque lo veo. Y no da risa.
Mertxe
PD. Una de las maneras de evitar esto es trabajar el ego. El Mindfulness puede ayudarte mucho. Te dejo link a mi curso por si te interesa iniciarte en él.
PD2. Si quieres recibir más contenidos de este tipo puedes apuntarte a mi Newsletter gratuita del Buena Vida Club. No sólo irá de inversión pero creo que puede aportarte muchos tips interesantes. Y será mucho más frecuente que esta . Para apuntarte link aquí