Hola de nuevo, aquí tu asesora sobre psicología de la inversión.
¿Estamos ante una moda?
En los últimos meses parece que se ha puesto “de moda” el tema de la Psicología de la Inversión. Veo a numerosos economistas o aficionados a la economía y a la inversión hablar de este tema. E incluso bancos o gestoras ofrecen charlas del tema. Impartidas por economistas. Y que acaban en consejos o información sobre inversiones, en la mayoría de casos.
Si recordamos de la Newsletter pasada de dónde salió todo este interés por la psicología económica, los padres de este interés eran, Kahneman psicólogo y Thaler economista. Y eran grandes teóricos. De hecho, buenísimos teóricos que investigaban en grandes universidades. Y ahí es dónde quiero ir.
Todas esas charlas que han proliferado y podcasts, Newsletters, etcétera, son meras explicaciones teóricas. Con cuatro consejos prácticos al final. Y ahí es dónde le quiero dar. LA TEORÍA SIN APLICACIÓN NO SIRVE PARA NADA. Y ya no grito más, prometido. Tenía que desahogarme. Pero es que es totalmente cierto. Saber de algo si no lo aplico no me vale para casi nada. Y estoy cansada de ver eso en todo lo que concierne a la psicología.
Para qué escribo esta Newsletter
De lo que se trata aquí es de conocer los sesgos y otros temas del funcionamiento del cerebro para que te los apliques. Para que reflexiones sobre ti mismo y sobre tu manera de invertir. E incluso acerca de tu modo de ir por la vida. Para que te ayude a conocerte mejor y prevenir tus errores. Y que todo eso te acerque a tus metas, sean estas la libertad financiera, el ahorro, pasear por el monte o hacer queso de cabra. Son tus metas y han de ser aquellas que te hagan feliz a ti. Y de esto hablaré más en la próxima Newsletter, de la felicidad.
Pero yo no escribo esto para que tengas un mero conocimiento teórico. Eso lo puedes leer en un libro de los autores nombrados u otros. Mi idea es facilitarte la autorreflexión y autoaplicación. Y si de verdad estuvieras aplicándolo ya debería estar recibiendo muchos emails preguntándome cómo hacerlo en cada caso particular. Porque darse cuenta y además cambiar no es fácil.
Y muy probablemente estés cayendo en un sesgo de exceso de confianza. Eso ya me lo sé. A mi no me pasa. Yo tengo un sistema X que no me falla. ¿Son tus resultados de inversión los que te habías propuesto? Si respondes que sí, entonces es probable que no te esté sucediendo. O que estés en la suerte del principiante y aún no hayas experimentado en tu piel lo duro que puede ser caer. Porque ni te imaginas lo que se puede llegar a caer en algo que parecía asegurado. Si respondes que no tienes los resultados deseados, me apuesto algo a que hay importantes factores psicológicos implicados.
Y ya te aviso que es más fácil pensar en algo que tomar las acciones necesarias para hacer un cambio. Por ello creo útil presentar hoy el modelo de cambio de Prochaska y Diclemente, también conocido como el Modelo Transteórico del cambio. Aunque sé que a pesar de esto, muchos seguirán pensando que eso a ello no les sucede o que ya lo tienen controlado. Pero tranquilo, yo seguiré aquí el día que despiertes. Porque sesgos sin corregir y temas de “personalidad” a la hora de invertir tenemos casi todos. Y es una lucha ardua mantenerlos a raya.
Etapas del cambio
Las etapas, del modelo del cambio, son las siguientes:
- Precontemplación: en esta etapa la persona no es consciente de tener un problema. Es frecuente que haya mecanismos de defensa como la negación o la racionalización. En este caso sería una persona que invierte y cree que tiene todos los sesgos controlados. Incluido su ego. Sería una especie de “yo controlo”. En fin, no me voy a extender ni a comentarlo más. Seguro que ya lo entiendes.
- Contemplación: en esta etapa ya te has dado cuenta de que tienes un problema, empiezas a mirar los pros y contras de tu situación, pero aún no has tomado la decisión de hacer algo. En nuestro caso sería alguien que es consciente de que tiene sesgos, de que los nervios le traicionan, o el miedo, o la impulsividad o lo que sea. Pero aún no ha decidido hacer nada en serio. Puede darse procrastinación en esta etapa, incluso es frecuente que haya excusas, como que no es el momento o que no se ha encontrado el método idóneo para dar el paso. O un “tampoco me va tan mal” o “ya mejorará en el futuro” ahora que ya sé que me pasa.
- Preparación: ya has tomado la decisión y empiezas a dar algunos pequeños pasos. En los ejemplos utilizados podría ser: buscar más información del tema, tener una checking list con todos los boicots en los que puedes caer e incluso buscar asesoramiento profesional. Es tu dinero el que está en juego. Nunca te olvides de esto.
- Acción: aquí ya tomas los pasos necesarios, sin excusas, ni demoras. Tienes tu sistema instaurado, con tus muros de contención para desbordamientos emocionales y cuentas con alguien que te ayude a ver si te está “traicionando su cabeza”.
- Mantenimiento: la nueva conducta está instaurada, empieza a ser un nuevo hábito. No obstante en esta fase aún hay que tener algo de precaución, pues es un hábito reciente y el anterior puede asomar si bajas la guardia. Nuestros sesgos e inclinaciones personales no son borrados fácilmente. Y reaparecen una y otra vez.
- Terminación: el nuevo hábito es ya sólido y es difícil abandonarlo, pues ya forma parte de tu vida. Ya te conoces y sabes dónde cojeas. Y cómo evitarlo. Y cómo poner esos stops emocionales. Y a quién recurrir si pierdes pie. Porque alguna vez lo vas a perder.
Espero que haya sido capaz de transmitir para qué sirve esto de la psicología de la inversión. Y te olvides de que es un conocimiento teórico a tener. Porque es tú dinero el que está en juego. Y con él muchas de tus metas en la vida.
Y como siempre te digo, si tienes dudas de cómo aplicar estas y otras estrategias en tu caso, puedes contratar mis servicios de Coaching para inversores.
Me despido aquí y no olvides que todo esto va de que mejores tu economía y de que el dinero sea un medio y no un fin en sí mismo, un medio para tener la vida que deseas.
Si te ha gustado comparte! Quizás le estás cambiando la vida a alguien!
Mertxe Pasamontes
Psicóloga de Wall Street